Complicada entrada la que me dispongo a escribir a continuación debido a la mezcla de sensaciones encontradas que viví el sábado en la plaza de toros de Alcalá de Henares. Es complicado intentar explicar lo que sucedió sobretodo en determinados momentos, pero como bien sabéis este blog se caracteriza por la honestidad y la transparencia con la que cuento mis vivencias en conciertos y festivales. Mi intención no es polemizar, ni mucho menos, solo voy a remitirme a contar lo que nos sucedió y como sucedió.
Vamos a empezar con la cara de la moneda: la música y los conciertos. Muchas veces, cuando todo sale mal lo fácil es rendirse, tirar la toalla y no querer complicarse. Muchos conciertos habrían sido suspendidos ante la cantidad de contratiempos sufridos incluso minutos antes de cada actuación. Pero en el Sick Of Bean estábamos para escuchar y vivir punk rock y el punk rock es justamente eso, ganas e improvisación.
Recuerdo que entramos a la plaza de toros en la tercera canción de No Children. El recinto me sorprendió y el ambiente pintaba muy bien, pero apenas elegimos un sitio para ver el concierto, comenzó a llover de manera intensa. Esto hizo que la actuación de los mallorquines, mítica y plagada de himnos del pasado, tomara aún tintes más épicos bajo una intensa lluvia. Realmente para enmarcar las ganas y la actitud del grupo. Una vez acabado este concierto surge el punto de inflexión que iba a convertir aquella tarde en una de las más old school de los últimos tiempos. El aguacero continua y, tal vez debido a una mala planificación de la organización, es imposible tocar en el escenario principal cuando aún faltan los platos fuertes de la jornada. Se baja el techado del escenario y los asistentes nos repartimos por la parte cubierta del ruedo.
Entre cervezas, copas y charlas, se anuncia que, ante la imposibilidad de tocar en el escenario, los conciertos se realizarán en una zona techada de la parte alta de la plaza de toros. La idea nos pilla de imprevisto, y tras ver el sitio escogido, incluso nos emociona. El nuevo lugar donde se tocaría, carecía de escenario y permitía a los asistentes (tan solo a unos cuantos) estar justo al lado de los grupos y la sensación de que íbamos a vivir punk rock en estado puro nos alegraba. Soy consciente de que ha habido quejas por esta decisión ya que, obviamente solo un pequeño porcentaje de asistentes podían disfrutar de los conciertos en ese reducido espacio. Muchos han dicho que pagaron no solo por escuchar, si no también por ver a los grupos, y entiendo esa postura.
Por lo que a nosotros respecta, estuvimos bastante cercanos a los grupos y con Bombshell Rocks vivimos unos de los conciertos más auténticos de los últimos años. Todo lo que rodeaba ese concierto olía a old school, y las sonrisas en la caras de los allí presentes eran la muestra. Conciertazo.
Después de esos minutos grandiosos, llegó el turno de Burning Heads. Mismo sitio, mismo ambiente, pero diferentes sensaciones. A mi se me hizo incluso largo, pero puede ser que fuera debido a las ganas que tenía de ver a Atlas Losing Grip. He de decir que me lo pasé en grande viendo a Rodrigo y los suyos, y eso que el sonido de la voz estaba muy bajo y casi no se le escuchaba cantar. Poco importaba ya que los allí presentes cantamos todas y cada una de las canciones del grupo disfrutando como enanos.
Dicho todo esto, vamos a dar paso a la cruz del festival: La seguridad. Precisamente, fue en el concierto de Atlas Losing Grip donde se desató un polémica que pagamos de manera injusta y que quiero analizar de la manera más objetiva posible. Justo al principio del mismo alguien salta las vallas de seguridad para cantar con el grupo dando como resultado una, bajo mi punto de vista, desmedida actuación por parte de los encargados de seguridad, quienes, de una manera rápida y violenta echaron de malas y excesivas maneras a esa persona. El concierto continua y parece ser que una parte del público se dedica a lanzar hielos y minis a los encargados de la seguridad. (digo parece ser ya que, yo estaba en primera fila, mido 1.95 y a mi nadie me mojó ni me golpeó con nada). Ajenos a estos incidentes nosotros disfrutamos del concierto como si nada, sin esperar la que se nos iba a venir encima...
Acaba el concierto y, como es mandado, dos de mis amigos se disponen a bajar al tendido a por unas cervezas. Pasan 5 minutos y me suena el móvil. Cara de incredulidad, sorpresa y subidón y borrachera que desaparecen de repente. A mis amigos les han "invitado" a abandonar el festival antes del concierto de No Fun At All.
Según bajaban, uno de ellos fue interceptado por varios encargados de seguridad quienes haciendo uso de su capacidad intimidatoria le dijeron que se fuera a la calle. Mi amigo, totalmente sorprendido preguntó que a que se debía todo eso. La respuesta cada vez más agresiva fue que le habían visto tirar cosas a la seguridad y que lo tenían registrado por cámaras. Mi amigo dijo que si eso era así, que las revisaran ya que el no había hecho nada. Justo al acabar de decir esto fue agarrado por el cuello y sacado fuera del recinto. A mi otro amigo, un encargado con 3 cuerpos más que el se le acercó y le dijo "Ni te metas". Obviamente yo abandoné el recinto para irme con mis amigos los cuales tenían una mezcla de indignación e impotencia que me contagió al momento. Acababan de vivir una injusticia y pagar los posibles platos rotos, simplemente porque sí.
Esto fue lo que sucedió. Ni más ni menos. Nos marchamos de allí jodidos, impotentes y lo que es peor, en ningún momento lamentamos no ver a No Fun At All, porque la violencia había ganado a la música. La vuelta a Madrid fue triste y nos dejo el peor sabor de boca posible para una tarde que, a pesar de muchos contratiempos, estaba siendo histórica.
No sé si la organización leerá esta lineas, pero me gustaría que condenaran la actuación de la empresa de seguridad que contrataron, así como que se preocuparan por aquellos agredidos (una agresión no se produce solo de forma física) que me consta son varios. No me valen justificaciones tipo "Los encargados de seguridad tuvieron que aguantar pogos, circles pits y a gente alocada" ya que si, en un concierto de punk rock algo tan natural y frecuente sirve para justificar la violencia, apaga y vámonos. Porque como dije al principio, el punk rock es ganas e improvisación.
Para acabar, os dejo con un vídeo de la actuación de No Fun At All que, obviamente, no es mio, ya que a nosotros se nos privó de la suerte de poder verlos simplemente porque sí.